Aprendizaje De La Comunicación Humana

El lenguaje, esa maravillosa herramienta, constituye un
atributo innato de la dimensión simbólica del ser humano.
Mediante esta facultad, el ser humano, una entidad corpórea
y tangible, puede comprender y conferir coherencia tanto
al mundo que le rodea como a su propia existencia. Y es que, en
esencia, vivimos en un universo compuesto por símbolos; como
Cassirer afirmaba de manera elocuente, somos seres simbolizantes
y, como diría Gastaldi, el entorno objetivo que nos rodea adquiere
forma y substancia gracias a esta capacidad simbólica. De no ser
así, todo sería una sucesión de eventos místicos e ininteligibles.
Sin embargo, es precisamente esta capacidad, como señala
Ricoeur, la única manera en que nos aproximamos al mundo,
comprendemos cómo vivimos, cómo llevamos a cabo nuestras
acciones y proyectamos estas actividades en forma de ideas.
La facultad del ser humano para comunicarse con otros a
través del sonido articulado y otros sistemas de signos, según
el Diccionario de la Lengua Española, es omnipresente en la
existencia humana. Construimos nuestra realidad en términos
de lenguaje, y sin él, nuestra existencia en el mundo resultaría
incomprensible. La objetividad, de manera paradójica, parece
eludirnos cuando creemos haberla atrapado, escapándose
inevitablemente, como la gran roca que desciende por la ladera
de la montaña ante la mirada estupefacta de Sísifo.